El enamoramiento de Luis Islas con Desamparados fue inmediato. Automáticamente, el ahora ex entrenador de Víbora, se comprometió y aceptó hace 45 días atrás tomar un equipo golpeado pero confiado en revertir la situación dado que en las charlas con la dirigencia le pintaron y ofrecieron un mundo que nunca llegó. Ese mar de promesas incumplidas, que para Islas fueron causa de la falta de resultados, llevó al DT a pegar el portazo y marcharse, argumentando que se cansó que le mientan.
Los números de Islas no fueron los mejores. Condujo al equipo durante 7 partidos y apenas cosechó 1 triunfo, lo demás: 4 derrotas y 2 empates. Una campaña muy pobre para ser el último de su zona y en descenso directo.
Pero esa realidad en la tabla de posiciones no fue el detonante de su salida, porque desde el día que llegó fue claro: “A este equipo hay que trabajarlo”, y luego no tuvo problemas en decir abiertamente que “este plantel no es competitivo”. Y el respaldo de sus declaraciones era lo que el todavía presidente Juan Valiente le había prometido en las charlas previas a su asunción. Islas confió en que de la mano de la dirigencia se venía un “nuevo Desamparados”, pero nada de eso sucedió.
A su círculo más íntimo en San Juan, que eran muy pocos ya que aceptó venir sin cuerpo técnico ni familia, les dijo la semana pasada: “Me cansé de que mientan. Desde que llegué nada es lo que me dijeron, todas fueron promesas sin cumplir. Así no se puede seguir”. Y automáticamente le pidió a su representante que le busque nuevo club ya que ante una propuesta que le cierre se iba.
Por eso, y con ese panorama, la derrota del pasado sábado 1-0 ante Argentino de Monte Maíz no fue el detonante se su salida. Pero si la forma más elegantemente posible de dar un paso al costado. Porque la decisión ya la tenía tomada desde antes del partido independientemente del resultado. El sábado renunció y Valiente le pidió que lo pensara y siguiera, pero el domingo le puso punto final a su estadía en San Juan, porque la decisión ya estaba tomada desde hacía días, incluso semanas dado que ante el requerimiento de lo prometido nunca tuvo respuestas concisas.
El armado del plantel, los refuerzos, indumentaria, falta de lugar acorde para entrenar, necesidad de comodidades básicas y falta de diálogo fueron alguno de los puntos que, según Islas le prometieron, y nunca cumplieron.
La salida del ex arquero campeón del mundo se traduce en un cruce, un ida y vuelta sin resolución entre el DT y Valiente. La relación se fue quebrando, se rompió, y dicho por el propio DT: “me pintaron un mundo que nunca se concretó”.
Fuente: Diario Huarpe